Amar, la Esencia de Dios
- Astrid Kaehler
- Apr 26, 2015
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Creo que en momentos de la vida todos nos hemos preguntado ¿Qué sentido tiene ser amorosos y brindar nuestro apoyo sin condiciones cuando nos percatamos que no recibimos lo mismo? A veces le preguntamos al Señor ¿Dónde está la recompensa que aun mis ojos no han visto? ¿Hay recompensa por desear que Tu Amor fluya por nuestras vidas? ¿Dónde queda todo aquello que damos? ¿Tiene algún valor o desaparece sin mayor relevancia?
Pero el mismo amor de Dios nos permite comprender que las personas amorosas son personas profundas, son personas que tienen un depósito del que no temen sacar para dar, no temen perder nada, sino continuamente están extrayendo de allí para dar al otro, y continuamente Dios los vuelve a llenar dando lugar al fluir de Su amor.
Estas personas han comprendido el mensaje del Reino de los Cielos y se han comprometido intensamente con ese mensaje, con ese mandamiento de amor. Estas personas preparan el ambiente de sus vidas para las manifestaciones gloriosas y repentinas de Dios porque abren las compuertas al fluir de la esencia del Reino de los Cielos que es el amor. Si en momentos has sentido que tu amor por el prójimo no ha recibido valoración recuerda que por haberle dado permiso a Él y a Su esencia, repentinamente será el mismo Dios quien retribuirá, pues todo lo brindado fue no solo por El sino también para El, quien es rico para amar.
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros” (Juan 13:35). “Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos” (Gálatas 6:9).

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