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La Ley vs La Gracia

  • Bill Johnson
  • Jun 16, 2015
  • 4 min read

Traducido al Español del Libro: "Experimentando lo Imposible"

En la gracia, la capacidad de obedecer viene en el comando. En la ley, solo te deja con el actuar.

Uno de los grandes trozos de una buena noticia que podríamos oír es que somos libres de la Ley. Probablemente es una simplificación excesiva, pero básicamente significa que ya no tenemos que tratar de ganar nuestra justicia a través de lo que hacemos o no hacemos, que, por cierto, es imposible. Para eso necesitamos un salvador. La Ley hace demandas sobre el comportamiento que nadie ha sido capaz de mantener, con excepción de Jesús, es decir, que Él en realidad cumplió con los requisitos de la Ley a nuestro favor, y una vez y por todas cumplió su apetito.

Uno de los mayores errores cometidos en la discusión de la ley versus la gracia, es la noción de que la gracia no hace demandas sobre el creyente; que la ley requiere la acción y la gracia sólo nos deja “ser”. Esto simplemente no es verdad. Mientras que el "permanecer en Cristo" es una posición increíble de descanso para el discípulo que ama a Jesús, eso no nos quita de la necesidad de acción y obediencia. La Ley, por ejemplo, prohíbe el asesinato. Pero las enseñanzas de Jesús, la base para el mensaje de la gracia, dicen que es tan malo el estar enojado con un hermano e insultarlo con nombres ingratos.

!Que asombroso! Pero seamos honestos. Es mucho más fácil el no matar que el no enojarse e insultar a la gente con nombres ingratos. Sin embargo, Dios ve la hostilidad de insultar a la persona como la semilla misma de asesinato. Si crece y se desarrolla en un ambiente de deshonra y rechazo hacia el otro hasta que esté totalmente formada, concluirá con el asesinato. A pesar de que rara vez se hace, desde la perspectiva de Dios, la semilla está tan corrompida como el fruto. Y es la gracia la que da el aviso.

Así que ¿cómo es que la gracia puede ser más exigente que la ley? La naturaleza profunda de la gracia no es que no hace requisitos para nosotros; es que cada comando viene con la capacidad de realizar el mismo. Otra manera de afirmar esto, y tal vez una más simple en eso, es que, la Ley exige, la gracia permite. Esa es la impresionante diferencia entre las dos. Cuando Dios habla, Él te empodéra. Este es uno de los ejemplos más gloriosos del corazón del Padre. Su deleite en nosotros inspiró el concepto de colaborando con nosotros.

Esta hermosa asociación entre el Infinito y Su creación finita se ilustra bien en Ezequiel 2:1-2: "Me dijo: ‘Hijo de hombre, ponte sobre tus pies y hablaré contigo.’ Después de hablarme, entró el espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.” Dios le dijo a Ezequiel que se pusiera de pie. La siguiente cosa que el supo fue que el Espíritu Santo lo puso de pie. El mensaje no es que Dios hace cosas por nosotros que somos capaces de hacer nosotros mismos. Antes que esta obra del Espíritu pasara en él, el profeta Ezequiel estaba postrado ante el Señor de la gloria, incapaz de moverse. Así que el Señor le dio una orden y luego le permitió hacerlo. El mismo concepto se repite una y otra vez a través en este Evangelio del Reino. Él nos manda a sanar a los enfermos, cuando no tenemos la capacidad para hacerlo. Cediendo a la orden de hacer lo imposible es lo que nos conecta con la gracia capacitadora de Dios. Permaneciendo en Su amor nos permite el amar.

Santiago destaca este concepto con esta afirmación: “…recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas.” (Santiago 1:21) ¿Dónde está la habilidad de la salvación? Está en la Palabra. Esta es la mejor imagen del proceso de la gracia. La humildad es la condición de un corazón tierno. El recibe la semilla, la Palabra de Dios. Es la palabra de gracia que trae la capacidad para llevar a cabo lo que se mandó.

ORACION

Padre Celestial, yo amo Tu voz y estoy vivo porque Tú me hablas. Gracias por tu generosa palabra de promesa y esperanza. Ayúdame a reconocer las veces que me han hablado cosas que sé que no puedo hacer, pero se me está dando la "gracia" para hacerlo. Yo no quiero que mi pequeño pensar paralice mi potencial cuando Tu veas cosas de manera diferente a mí. !Recibo tu Palabra con humildad confesando que todos los rompimientos son para Tu gloria!

CONFESION

Confieso con María, cuando se enfrentó a la tarea más imposible, "hágase en mí según tu palabra." Lo imposible es posible ahora, porque mi Padre me manda a hacerlo. Abrazo a Su Palabra con un corazón humilde para que yo pueda presentar a Él el fruto de lo imposible. Y yo permanezco en Su amor por mí, que a su vez me permite amar, para la gloria de Dios.

Justice


 
 
 

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