Celosamente Guardando la Presencia
- Len Rodriguez
- Apr 26, 2015
- 1 min read
El privilegio mas grande que tenemos es ser el anfitrión de la presencia de Dios. Esto es algo que tenemos que aprender… el ser una persona en la que Dios se pueda reposar. Él está en todos nosotros por el pacto; Él nunca nos dejará. Pero Él no reposa sobre todos nosotros. Se dice de Jesús que el Espíritu vino sobre Él en forma de paloma “y permaneció”. Él está en mi para mi beneficio, pero Él está sobre mi por el tuyo. Cuando el Señor reposa sobre una persona, hay un cambio de atmósfera que ocurre dondequiera que esa persona va.
Mientras que nuestra fe crece, en conjunto con nuestra medida de autoridad realizada, hay un peso mayor de la presencia que estamos autorizados a llevar a un ambiente. La sombra de Pedro sanaba a las personas como un ejemplo perfecto de este principio.
En aprendiendo a ser un anfitrión de la presencia del Señor, nosotros descubrimos rápidamente de que hay una tensión entre las dos realidades. Una es la que Él nos dio sin medida. La otra que es nuestra experiencia “medida”, es debido a nuestras limitaciones. Todas las medidas se establecen en nuestro lado de la ecuación. De otro modo, podemos gozarnos solo de la medida de la presencia que queremos guardar celosamente… que significa pagar el precio para protegerla. Todo el reino está basado en este principio: el uso fiel de lo que se te ha dado es lo que te cualifica para mas. Esto incluye la manifestación de Su presencia sobre nosotros.

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