Reclamando Nuestra Herencia de Adopción
- WorshipU
- May 21, 2015
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En la comprensión de nuestra identidad como hijos e hijas de Dios, hay un contexto histórico de la adopción que nos puede impulsar más profundamente en nuestra revelación de lo que somos como adoradores. Cuando leemos un versículo como Romanos 8:15, instintivamente podemos recubrirlo de nuestras ideas modernas de la esclavitud, adopción y filiación. Aquí están algunas verdades importantes que se pueden descubrir a través del aprendizaje del contexto histórico y cultural de la ley de adopción romana y cómo fortalece nuestra capacidad de asignar una adoración sin fin a nuestro Dios en la adoración.
Y vosotros no recibisteis un espíritu que de nuevo os esclavice al miedo, sino el Espíritu que os adopta como hijos y os permite clamar: «¡*Abba! ¡Padre!»
Una vez adoptado, el contrato legal nunca podría deshacerse.
Mientras que un hijo romano natural de edad podría ser renegado, hijos adoptivos no. Independientemente de cómo se comportó el adoptado en el futuro, esa persona era una parte de su nueva familia para siempre. La idea de que Dios nos ha adoptado de forma permanente en Su familia, y que nuestras acciones afectarán para siempre Su “apellido”, hubieran sido desafiadas en un público romano. Estos lectores originales de Romanos 8:15 se habrían dado cuenta de inmediato de que nuestra adopción como hijos de Dios, es eterna.
Todas las deudas fueron canceladas tras tu adopción.
Si algo se le debe a otro amo, el total de la deuda fue borrada. Pablo conecta claramente para los antiguos romanos, la idea de Jesús borrando nuestros pecados en la cruz, cuando Dios nos adopta en Su familia. Para nosotros hoy, otros amos podrían incluir el pecado, la adicción y cualquier otra esclavitud. Esta es la razón que en Romanos 6:6 se proclama abiertamente que ya no somos "esclavos del pecado.”
A los hijos adoptivos se les dio plena autoridad.
Los hijos mayores de edad tienen plena autoridad sobre los negocios de su padre, por aquellos romanos que no tenían hijos eran conocidos por adoptar en su familia un esclavo que sabia de negocios. Ellos podrían compra, vender o hacer intercambio en el nombre de su padre y su palabra sobre un acuerdo de negocios se consideraba igual a la de su padre. De la misma manera, fuimos adoptados en la familia de Dios y nos dieron acceso a todo lo que pertenece al Padre. !Ahora podemos operar con Su plena autoridad! Jesús afirma esta promesa en Juan 14: "Todo lo que pidáis en Mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en Mi nombre, Yo lo haré.”
Un esclavo debe actuar sobre su adopción al reclamar su nueva herencia, y así debemos hacer nosotros.
Éramos esclavos y ahora somos hijos, nuestras deudas han sido borradas y hemos sido encomendado con la autoridad del Padre para llevar a cabo Su negocio. Un esclavo que fue designado como un hijo y heredero, tenía que presentar una petición de la posesión de los bienes que él estaba heredando. Él estaba obligado a hacer una reclamación legal para que nadie más tratara de robarle su herencia. Nuestra filiación lleva un contrato legal, comprado y pagado por la sangre de Cristo, que nos da la autoridad contra los esfuerzos del enemigo para robar esta rica herencia. Debemos actuar sobre esta reclamación y mantenernos firme en la autoridad que llevamos sobre nuestra adopción y la nueva identidad.
Dios nos escogió y tenemos que elegirlo a Él de vuelta.
Para uno de los primeros creyentes romanos , la cosa más impresionante acerca de las palabras de Pablo eran estas: Dios nos adoptó como hijos cuando Él ya tenía un hijo. De hecho, Él permitió que Su Hijo muriera para hacernos coherederos. En la cultura romana, eran adoptados hijos por razones de negocios, por lo que la idea de que Dios nos adoptó cuando Él no nos necesitaba era desconcertante para ellos.
Lo que antes era conocido como un intercambio de negocios es ahora una transacción de amor. No hay motivo oculto. Él simplemente nos amó y quería que fuéramos Sus hijos. ¿Habrán derechos y responsabilidades conferidos en esa adopción? Absolutamente. Por lo que la razón entonces, ahora y siempre será el amor.
Jesús vino a revelar al Padre, y nuestro sentido de identidad, propósito y destino se recuperó en la revelación de quién es Dios como nuestro Padre amoroso, y cómo Él nos hace Sus hijos e hijas. Esto proporciona un sin fin de valor que podemos elegir para asignar a nuestro Dios amoroso cuando perseguimos una adoración extravagante hacia Él.

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